Desde mi Ventana veo el mar, acurrucado tras los cristales me embriago del magnifico atardecer, de la puesta de sol que ilumina la bahía los minutos previos a que el faro comience a emitir sus protectores destellos. Mi ventana protege del salitre las flores que desde el alféizar me envuelven en un agradable aroma, me protege de la brisa vespertina que amenaza con convertirse en tormenta anunciada por negras nubes. Me siento protegido, me siento bien pero, con el primer destello del faro vuelvo a la realidad y recuerdo que tras mi ventana la tormenta ya ha estallado, sin truenos, sin relámpagos ni vientos huracanados, sin olas rompiendo a escasos metros de los cristales; la tormenta es más real, más cruda y cruel, la tormenta se ha instalado afuera y amenaza con arrasar hasta los últimos vestigios del bienestar conocido y ahora anhelado sin que los dioses terrenales hagan nada por evitarlo. Mi ventana es solo un espejismo, un muro que me impide ver la realidad, que me excusa de luchar contra la sinrazón que se vive fuera. Desde mi ventana, voy a mirar la vida y reprocharme todo lo que puedo hacer y quizá el miedo me impide hacer
Pues ya te tengo en mi blog en la sección Blog's que sigo.
ResponderEliminarSolamente te digo esto. Me gusta como escribes.
Por si quieres pasar por el mio
CLAMORES.javiermarcosangulo.blogspot.com
Escribes muy bien, con sentimientos y muy buenas ganas de vivir la,vida que te ofrece la naturaleza, la ventana mirando hacia el mar, el faro que empieza a destellear y la posible tormenta que se avecina, te protege tu ventana y todo encaja en ese complicado poema que al final todo se,amansa.
ResponderEliminarUn cordial saludo. Vicente