martes, 2 de febrero de 2021

DESDE MI VENTANA La condición humana

            

Desde mi ventana veo pasar la vida. Mi ventana a veces intenta engañarme pero de tanto estar tras ella más fácil me es comprenderla, lo hace por mi bien porque la verdad muchas veces duele y mi ventana me protege, me esconde y oculta de esas verdades crueles y agónicas, pero al fin verdades.

Mi ventana me protege, pero sabe por cuál de sus rendijas o desconchones de sus cristales miro para descubrir sus engaños. Mi ventana me cuida, me protege del mal y yo la dejo. 

Mi ventana, estos días me habla de la bondad de las personas, mi ventana me transmite un mundo ideal donde todos los hombres son buenos unos con otros, que el amor impera sobre todas las cosas y que Dios en su magnífica bondad mantiene a su rebaño humano en armonía, amor y amistad. Pobre de mí, confinado cada día tras mi ventana sin saber del mundo más que lo que cuentan los libros o lo que hablo con estos postigos.

Mi ventana me cuida, mi ventana me protege del mundo, de la maldad, de la impunidad. Mi ventana trata de ocultarme tantas cosas dolorosas y desagradables..., pero mi ventana tiene cuatro viejos y limpios cristales, con las imperfecciones propias de la vejez. Mi ventana me anima a mirar por aquellas partes más puras y transparentes pero heme aquí empeñado en mirar a través de este o aquel otro pequeño defecto que me deja ver una realidad diferente.

Desde mi ventana veo pasar las personas que acuden a sus tareas cotidianas: los hay alegres, ilusionados, ansiosos e incluso felices pero también veo a gente caminando hacia dios sabe dónde expresando grandes tristezas. Enormes desilusiones con una infelicidad que no pueden ocultar al desconchón del cristal de mi ventana, los hay incluso que pareciera que llevaran una pesada carga.

Tras mi ventana no se me escapa la cruda verdad de la humanidad: el peor mal del hombre es el propio hombre. ¿Cómo luchar contra nosotros mismos? Cuentan que hace muchos años, para luchar contra el mal que el propio hombre se estaba causando, Dios mandó un gran diluvio que destruyó la humanidad y que desde entonces se esperaba que aprendiéramos, pero no hemos aprendido. ¿Nos hará falta otro diluvio?

Mi ventana me cuida, mi ventana me protege, mi ventana no quiere que sepa la verdad pero no puede esconder la realidad que hay más allá de sus cristales. Estos últimos días he leído algo así: "Hay muchos otros factores que influyen en las personas exitosas. Una persona que no posea una autoestima, por mucho que se levante más temprano no logrará el éxito.Tiene que ver mucho la madurez emocional de las personas..." (1 

Y también  algo como esto otro: "Según mi experiencia, hay una muy alta relación entre tener éxito con: la rapiña, el baboseo, el utilizar a los demás como escalón para seguir subiendo, el peloteo, la pamplina, la poca vergüenza, la falta de altura moral, los celos personales y laborales, la envidia y sobre todo el deseo de creerse mejor que nadie. Sí, lo consiguen con esfuerzo, pero jodiendo a los demás. (2)

Pues eso, otro diluvio.


(1) Maria Isabel (Facebook)

(2) Pedro Phelan Acvi (Facebook) respondiendo a María Isabel


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