Hoy es un mal día, una fina lluvia y la niebla pertinaz han decidido pasar el día sobre el pueblo y desde mi ventana no se aprecian más que difuminados contornos grises y apagados de lo que otros días fueron los espléndidos paisajes brillantes y coloridos de poniente.
Mi ventana hoy no me da luz, mi ventana está triste por no poder mostrarme la belleza del mundo exterior. Sus cristales lloran con diminutas gotas que los recorren juntándose y produciendo pequeños regueros como venas que retiran el líquido de la vida.
Desde mi ventana, a pesar de todo, me siento seguro, me tranquiliza, me protege de las inclemencias de afuera pero, hoy desde mi ventana no tenemos argumentos para comentar lo que vemos, hoy es un mal día para mirar pero no tanto para pensar, para reflexionar. A mi ventana le gusta que le hable y ella me responde, entablamos amenas conversaciones, aunque no siempre estemos de acuerdo en todo. Lo importante, me dice, es el respeto mutuo entre ámbos.
Hoy me ha dado por pensar en la soledad y para introducir el tema, pregunto a mi ventana si se siente sola, allí puesta, allí colocada, majestuosa, estática, pero sabia cómo las profesoras, como las madres que lo saben todo de la vida. Rauda, mi ventana me responde que nunca se ha sentido sola, que la casa siempre fue un enjambre de niños, jóvenes y adultos, hasta ahora, ay mi niño, ¿que será de tí el día de mañana?.Creceras, envejecerás y dejaras de estar junto a mi, ay ¿qué será de tí? Podrías buscarte un lugar más apropiado.
Y ¿adonde voy a ir? Sin poder ir, cargando siempre con la maldición rodada que la vida me ha dispuesto, ¿y ella? qué hacer con ella, en los otros posibles sitios ya hay ventanas y tendría que dejarla sola, abandonada sobre aquella pared de aquella vieja casa que acabará por venirse abajo irremediablemente. Ya lo hemos hablado demasiadas veces, no, yo permaneceré donde siempre, donde nací una fría mañana de otoño, donde me he criado y donde tengo la seguridad y la protección de mi ventana.
¿Sabes ventana amiga, que ahí afuera, hay muchas personas que viven en soledad? La soledad puede ser impuesta o buscada, la soledad más cruel es la impuesta; por un encierro, por un abandono, por la espantada de la gente que alguna vez te ha rodeado, por una enfermedad, porque la sociedad te aísla y te excluye como a un paria. La soledad, esa soledad se nota y hace más evidente, cuando la aldaba de tu casa va dejando de sonar, cuando la correspondencia antes abundante empieza a cesar hasta convertirse en apreciados y raros tréboles de cuatro hojas.
Me pregunto si esas personas que viven en soledad, si les pesa, si les roe el alma ¿No tendrán una ventana; que les acompañe, les cuide y les proteja de su soledad? y si no es posible, si no la tienen, pienso si tanto esfuerzo sería que los otros, los agraciados de Dios le llevaran una ventana.
Mi ventana esta de acuerdo en que la Soledad puede ser elegida o impuesta. Se puede elegir estar solo y es algo aceptable, que te impongan tal tortura es inhumano, cruel. El gran problema no son ni los unos ni los otros, los voluntarios o castigados. El gran problema lo tienen todos los demás, o la gran mayoría porque en su interior guardan la más negra de las soledades. El desprecio.
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